lunes, 21 de febrero de 2011

GUAJARA

Guajara, he integrado fragmentos
de eternidades en tu paisaje.
Tantas vírgenes mutiladas,
tantos cantos desoídos...
Albores lejanos y gritos
que provienen de un pasado.

Siglos después, Guajara,
eres un prolongado infinito
de mareas y bajamares;
continuo vaivén y zozobra
que rompes segundo a segundo
con tus aguas en la línea
de la costa, arenas de intensa
negritud en tus pies.

Guajara, mi amor se agita
desde la lejanía,
un amor térreo y perdurable
que se consume en la distancia,
un potente sentimiento
de pertenencia que aniquila.

Guajara, la curva de tu cuerpo
es la línea de la costa,
costa negra que se me evade,
costa do jamás puedo arribar.
¿Estoy condenado
a vivirte en lontananza?

Luis Vea García, 2001 ©

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